El Tamunangue expresa la vida y la espiritualidad de los larenses

Los cultores y las cultoras de los Sones de Negros o El Tamunangue en el estado Lara (Barquisimeto) destacan el valor espiritual y el aporte cultural a la sociedad larense de ésta expresión por su versatilidad musical, dancística, artesanal y las relaciones sociales profundas que surgen ante su práctica. El Tamunangue si bien es una expresión cultural que caracteriza a los larenses goza de particularidades según las poblaciones que por años lo han difundido en cada uno de los nueve municipios; asimismo presenta un arraigo espiritual en honor a San Antonio de Padua, santo que recibe veneración todos los 12 y 13 de junio de cada año. Rafael Enrique Juárez Sira, director de la agrupación “Amanecer Larense” recordó que el fundador fue José Isidro Juarez nacido el 3 de abril de 1933 en el caserío Santo Domingo (antiguo Pueblo Nuevo) en Curarigua en el estado Lara (Barquisimeto). Su influencia en la música fueron sus tíos maternos, conocidos por amenizar bailes familiares y serenatas por los pueblos, siendo su primer encuentro con ésta expresión cultural, las promesas que se pagaban en el mes de junio por las familias que pagan promesas.
Luego en edad adulta como cantador de velorio creó en su propia casa, al grupo “El Garabatal" en marzo de 1977, también participó en la "Agrupación Araguaney" y "Cardenales del Golpe". Su ilusión era tener una agrupación propia junto a sus instrumentos, hecho que logró el 27 de abril de 1995, con la participación de varios de sus hijos fundando para aquél entonces, la agrupación folklórica: “Amanecer Larense”. Juarez falleció el 16 de febrero de 1996 pero su legado sigue presente bajo la conducción de sus hijos, nietos y biznietos en el sector El Garabatal, al oeste de Barquisimeto, en el municipio Iribarren. Actualmente, los treinta integrantes de la citada agrupación siguen destacándose como músicos, bailadores de velorios, teniendo como marco El Tamunangue o Sones de negros al estilo curarigueño y tocuyano (oriundo del municipio Morán-El Tocuyo). Sentir larense… Para José Pastor Yépez Escalona nació el 23 de agosto de 1959, El Tamunangue es una manifestación del pueblo larense que expresa en su esencia, “lo que es el sentir de cada uno de los que habitan, sus aciertos, desaciertos, las alegrías, tristezas de todos los larenses”, añadió. Yépez contó que desde los cuatro años de edad heredó de su papá, curarigueño y jugador de garrotes; y de su abuelo, tejedor de garrote, el amor por los sones de negro o Tamunangue, al tiempo que agregó: “El Tamunangue es mi vida, mi carrera, busco siempre profundizar en la manifestación; en esa expresión, los duelos se manifiestan diferentes pero mantiene su esencia”.
Resaltó que la riqueza de la expresión cultural se presentaba por contener música, danza, artesanía y gastronomía. Dijo amar ésta manifestación por ser “patrimonio local y de la Humanidad y expresar la forma de vida de los larenses”, sin embargo alertó: “Hay que tener cierta reserva porque siempre nuestras culturas han sido tomadas por la dominación; fue un hecho durante la colonia” recordó Yépez. Se inició con Vidal Pérez, en el grupo Los Larenses luego pasó al grupo típico de tamunangue en 1.976, Alma de Lara, en donde actualmente, s su presidente. Dicha agrupación se caracteriza en la dinámica cultural de Lara por dedicarse a la investigación, documentación, formación y difusión a grupos de niños y adolescentes. “Nos dedicamos a sembrar en los niños a través del baile, el tocar un instrumento, los valores y el amor por lo nuestro, ellos conocen aquí el respeto, responsabilidad, honestidad y la sensibilidad del ser humano. Se despiertan esos valores.” indicó el cultor. También Yépez especificó que enseñan a las nuevas generaciones a “no referirse al Tamunague como una manifestación del pasado, sino que se encuentra presente y latente en cada uno de los larenses” remarcó. Ilustró que los abuelos tamunangueros forman a los más jóvenes con mucho amor y responsabilidad, tal es el caso de los capitanes de música, los que montan los altares, elaboran el sancocho, organizan la ejecución del velorio y los cantos. “Tratamos que el niño esté inmerso en esa rica y bella manifestación y comprendan el círculo sagrado en lo que se hacen los cantos” dijo. Explicando a su vez que, la particularidad de los “sones de negros” es que tiene siete sones y La batalla, y de ese modo se celebra en todo el estado Lara; presenciando solo algunos cambios como por ejemplo, los sones, tienen otros nombres y la secuencia varía según el lugar cada 12 y 13 de junio, durante las fiestas en honor a San Antonio.
Respondiendo al criterio religioso de la manifestación se hacen los siete sones más La Batalla; y en el caso de que no esté involucrado el Santo y sus promesas se realiza una muestra de lo que es El Tamunangue. Yépez precisó que algunas diferencias de la manifestación está fundamentada en lo social, y dependiendo de quienes se heredó la manifestación. En la parte de Buena Vista (municipio Iribarren) practican El Tamunangue viejo, es decir “La Batalla la hacen al final no al inicio, sabiamente, ellos han explicado que ninguna fiesta comienza peleando” acotó Yépez. Según sea la localidad, algunos sones cambian de nombre, al Yiyimamos le dicen el Pangué; al Poco a poco, río arriba y río abajo, colocó como ejemplo, el maestro tamunanguero. En el municipio Morán (El Tocuyo) empiezan con La Bella, los viejos maestros, y así ha quedado de generación en generación; en Andrés Eloy Blanco (Sanare) es más pausado, de campo, tranquilo. El Tamunangue jimenense Zulma Mujica conoció a El Tamunangue desde muy niña en San José de Quibor, poblado ubicado en el municipio Jiménez (Quibor). Refirió que ella conoció tres agrupaciones que cantaban los fines de semana, los velorios. Zulma es sobrina de Juan de la Rosa Antequera Mujica conocido en el mundo cultural como Juan Bello, quien nació en San José de Quibor un 30 de agosto de 1907 y falleció en enero del año 2009.
Bello comenzó a los doce años de edad a bailar El Tamunangue, cuatro años después cantaba y tocaba. Dedicó su vida a la cultura tamunanguera, además aprendió a fabricar cuatros y tambores. Se conoció como el fundador de la primera agrupación jimenense, la cual surgió en el año 1923 y que actualmente dirige su nieto Pablo Torrealba. Zulma a partir de los ocho años se involucró con los tamunangueros de La Ceibita, según ella, su tío Juan Bello fue quien enamoró a los pobladores de La Ceiba a la expresión cultural. “Para mí El Tamunangue es una de las manifestaciones más bellas que tiene el estado Lara, es muy completa tiene teatro, artesanía, baile, música; es rico” describió. Asimismo diferenció que El Tamunangue del municipio Jiménez tiene una diferencia con el de Morán (El Tocuyo) y de Andrés Eloy Blanco (Sanare), al respecto dijo: “El de aquí (Jimenez) con Poco a Poco se baila La Guabina y se hacen tres teatros: Los Calambres, El Caballito y La Guabina; y en los otros municipios se baila La Guabina y El Caballito”. Reseñó que ese cambio lo introdujo Juan Bello en vista de una solidaria razón: “Eso fue por decisión de mi tío que tenía un bailador que era muy pobre, entonces buscar guabina significa encontrar soluciones y la gente lanzaba dinero, de allí, una parte se utilizaba para comprar velitas y otra para ese bailador” comentó Mujica. Mujica se siente portadora del patrimonio cultural El Tamunangue dijo que se trataba de algo “muy importante” para ella y su familia, describiéndolo como un hecho “maravilloso”. “Siempre he luchado por transmitir los conocimientos de lo poco que sé, de generación en generación para que no muera, es decir, ese Tamunangue bonito. Le digo a los niños que El Tamunangue que a mí me gusta es ese que tú bailas en devoción a San Antonio, humildemente, sin fin de protagonismo, ni querer resaltar sino de enseñar (…) Los niños tienen que conocer que es una manifestación transmitida desde nuestros ancestro y que debe ser transmitida sin límites” acotó la tamunanguera. Expresó que la historia que ella conoció es de respeto a la imagen de San Antonio y a El Tamunangue mismo por lo que indicó que había que valorar el vestuario, las velitas y respetar las promesas. Zulma Mujica aparte de cantar, bailar y tocar instrumentos de percusión se dedica al tejido del garrote, varas (teje con máquina, las capellas, material para las alpargatas y forro de garrotes); así como también a la elaboración del altar y al área gastronómica (sopa a leña en plena madrugada para los invitados cada 13 de junio). Mujica se ha planteado como nuevo reto fundar un aula taller o una escuela que lleve el nombre de su tío Juan Bello a quien admira como patrimonio cultural larense. El objetivo de su proyecto es enseñar a niños y jóvenes cómo se teje un garrote, cómo se baila La Batalla, cómo se elabora un altar y se ejecutan los instrumentos. Mujica, finalmente describió que los niños tienen que cultivar el amor y el valor de la cultura, deben conocer la historia, bailar, tocar y cantar “sin distorsionar la esencia de El Tamunangue”. Última capitana de Pérez En la investigación sobre El Tamunangue realizada en la entidad larense por ÚN surgió la experiencia de Altagracia Vargas quien actualmente, integra una agrupación de adultos y adultas mayores llamadas “Canas y Ganas” quienes han destacado por su participación el Día de San Antonio, cada 13 de junio. Vargas refirió que conoció a otro cultor fundador de la manifestación en el municipio Iribarren, se trata de Ángel María Pérez, reconocido como El Catire, y cuya estatua pedestre luce erguida dando la bienvenida a propios y turistas que visitan el histórico edificio de la Gobernación del estado Lara, ubicado en la carrera 19 esquina calle 25.
La tamunanguera orgullosa informó que fue la última capitana de baile de Pérez, dedicada en el presente, a confeccionar vestuarios a mano y garrotes. El Tamunangue ha permeado de generación en generación a la sociedad larense, se ha impuesto como un sentimiento local lleno de espiritualidad y organización social siendo declarado Patrimonio Cultural en los distintos municipios larense, además autoridades estatales y nacionales han auspiciado su investigación como real aporte al quehacer cultural y promovido su elevación como Patrimonio de la Humanidad para irradiar y conservar su esencia a nivel mundial.Fuente: ÚN Carmen Luzardo.R.

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