“Hemos
dejado atrás esas nubes y síntomas de violencia que existían en
este Centro Socioeducativo”, expresó Miguel González, director
del Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins, ubicado en El
Manzano, al sur del municipio Iribarren. González destacó que el
centro se encarga de formar a los adolescentes en conflictos con la
Ley como “líderes pacificadores”, todo esto junto al Servicio de
Atención Integral al Niño, Niña y al Adolescente (Saina).
Un
total de 77 jóvenes hacen vida en este Centro Socioeducativo,
algunos ya culminando su sanción judicial. “Se ha notado cómo ha
disminuido la entrada de adolescentes a este centro, anteriormente se
recibían entre 15 y 20 jóvenes semanales y en la actualidad, cuando
mucho, ingresan tres o cuatro mensuales”, dijo el director del
centro.
Dibujo,
cocina, albañilería, herrería y computación, son algunos de los
cursos y oficios que se les imparten a los adolescentes, según
informó Miguel González, destacando que los mismos son parte de una
capacitación vocacional que se les brinda a los muchachos, a fin de
que adquieran herramientas que ellos puedan colocar en práctica al
cumplir su sanción judicial.
La
autoridad del centro contó que de manera rutinaria, los jóvenes
inician a las 6:30 de la mañana con una actividad de orden de
cerrado, buscando fomentar en ellos la disciplina, seguidamente
comienzan con sus clases, dependiendo del área que hayan escogido.
González,
enfatizó que a través de esta metodología implementada, ya no se
registran autoflagelos, ni motines, pues además de lo mencionado,
los adolescentes cuentan con el derecho a la alimentación, a la
recreación, educación y la atención médica y psicológica.
“Siempre se le hace el chequeo médico rutinario, también
brindamos, a través del consejo de familias, formación a los grupos
familiares donde impartimos talleres sobre diferentes temas como la
responsabilidad de crianza”, dijo.
Las
palabras de Miguel González, fueron confirmadas por uno de los
jóvenes que se encuentra cumpliendo su sanción, desde hace casi
cinco años, y está próximo a culminarla, “esto está muy
cambiado, yo llevo casi los cinco años aquí y anteriormente uno
tenía que enfrentarse para que nos prestaran atención”, contó el
joven.
Del
mismo modo, el adolescente añadió que en la actualidad gozan de
diferentes cursos, “yo, por ejemplo, aprendí de panadería. Cuando
salga de aquí, en dos semanas, tengo la oportunidad de ejercer lo
aprendido en panadería y puedo trabajar”. Comentó también que
cuentan con las tres comidas diarias y nunca les ha faltado la
atención médica, “si estamos enfermos tenemos la atención en la
enfermería”, aseguró.Prensa
Gobernación de Lara
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