¿HUGO
CHÁVEZ FUE INOCULADO?
Publicado septiembre 10, 2014 por El Monitor
1867
Hace apenas pocos días el tiempo nos trajo un
recordatorio: ¡Ya es un año y medio que Chávez dejó de ser en materia!
Como materia suele entenderse aquello que es
perceptible ante los sentidos en el aquí y el ahora. Por eso será que a menudo
suele escucharse un ¡Chávez Vive! en las extendidas dimensiones de Venezuela,
pues toda cosa trae de él una reminiscencia.
Sin cambiar demasiado de tema, apelamos un poco a
la historia para introducirnos en lo que importa aquí explicar.
En el año 1956 el FBI inaugura su programa de
contraintelgencia (COINTELPRO), en el que se decía, textualmente, que
su propósito era el de: “neutralizar” a los disidentes de
la política de EE.UU.
Siguiendo los postulados de Cointelpro, tanto
el FBI como la CIA asesinaron, dentro de sus fronteras, a
personajes como John F. Kennedy, Robert Kennedy, Malcolm
X, Martin Luther King, Anna Mae Aquash y Fred Hampton.
Luego de Cointelpro vendrían otras
operaciones del servicio de inteligencia estadounidense fuera de
sus fronteras, para garantizarse la total hegemonía mundial
y el completo sometimiento de todos países del planeta a los dictados
del capitalismo mundial. Así se organizaron operaciones clandestinas
en África, Europa y Sudamérica.
La Operación Cóndor en Sudamérica es
una muestra de lo dicho antes, resultando asesinado el general Chileno Carlos
Prats y su esposa, Joao Goulart, así como Orlando Letelier y Salvador
Allende,todo ello con la ayuda de Francia y de Juan Domingo
Perón sirviéndose de Panamá como centro de operaciones.
Para aquel entonces, los métodos de
la CIA eran más primitivos y menos sutiles. Un oportuno
asesino solitario, un loco fanático o alguna clase de grupo
terrorista eran los responsables de la “tragedia”. Más tarde, los ataques
al corazón, las sobredosis o los suicidios se convirtieron en
un clásico a la hora de eliminar a los enemigos del Estado.
Como hemos dicho, las técnicas se van
depurando y todo se va volviendo más sofisticado. Ya no se usa
la intimidación nuclear para coaccionar al gobierno de turno de
un país, es suficiente con un pequeño aviso en forma de temblor terrestre
producido por el HAARP; de igual manera que hoy ya no se necesita la figura
del loco asesino solitario para cometer un crimen de Estado, basta
con servirse de una enfermedad para ejecutar al enemigo. El
método expuesto lleva años en la palestra y se llama “Bioterrorismo”; en este
caso, habría que llamarlo “Bioterrorismo de Estado”.
En el año 2011, Hugo Chávez alertó sobre
los extraños casos de cáncer que se
estaban sucediendo entre los mandatarios de Sudamérica y que
eran incómodos para los intereses industriales de EE.UU. en la
zona. En aquella época sus declaraciones pasaron totalmente desapercibidas para
los medios de comunicación.
El histórico 05 de marzo de 2013, minutos antes del
anuncio oficial de la muerte de Chávez, el entonces vicepresidente venezolano
Nicolás Maduro convocó una rueda de prensa en la
que afirmó tener pruebas suficientes para sospechar que se le hubiese
inoculado al presidente algún tipo de cáncer que
habría acabado por terminar con su vida. Lo que Nicolás Maduro manifestó,
por definición, era que estábamos ante un caso de asesinato.
Inmediatamente varios oncólogos de todo el mundo
levantaron la voz, tachando al vicepresidente Maduro cuanto menos de loco,
ofreciendo declaraciones como las del doctor Adrian Hannois de
la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Oncología Clínica en
la que decía textualmente: “la teoría no tiene
fundamento científico. Desde el punto de vista médico, no se puede
inocular el cáncer”; o la de Gino Venegas, oncólogo de
la Liga Peruana de Lucha contra el Cáncer, quien dice que inocular
el cáncer es “imposible” y que dicha afirmación “solo forma
leyendas urbanas o teorías de conspiración”.
La verdad, es que el cáncer se puede
inocular y, por ende, provocar dicha enfermedad en seres humanos. Para
respaldar esta afirmación nos remitimos a las palabras de Maurice
Hilleman, uno de los más importantes microbiólogos de la historia.
En los estudios que Hilleman llevó a cabo
para los laboratorios Merck, descubrió que
el SV40 (virus del simio 40) es un virus de ADN que tiene el
suficiente potencial como para causar el cáncer en humanos. Sobre el
SV40 wikipedia dice: “estudios sugieren un vínculo con el cáncer en base a la
presencia de relativamente grandes cantidades de algo parecido a fragmentos de
ADN de SV-40 en algunos tejidos tumorales” http://es.wikipedia.org/wiki/Papovirus_SV-40.
Pero esto no es sólo una teoría, el
doctor Maurice Hilleman llega a admitir abiertamente que en los
laboratorios Merck produjeron vacunas contaminadas
con leucemia y virus del cáncer (SV40) en los 70 y 80.
En una entrevista censurada por los medios, grabada en los años 70 llega
incluso a bromear diciendo “ganaríamos las olimpiadas porque los
rusos estarían todos llenos de tumores”, lo que demuestra
que sabían de sobra que algunas vacunas causaban cáncer en
humanos y a pesar de ello las comercializaron. A la pregunta de por qué todo
esto no salió en la prensa Hilleman se limita a contestar: “es un
asunto científico para dentro de la comunidad científica”.
Aquel video con sus impactantes
declaraciones fue recogido años mas tarde en el documental “In lies we trust:
The CIA, Hollywood and Bioterrorism”. Aquí les dejamos el video para que
puedan escuchar las palabras de este bacteriólogo: https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sqibu9kS_ko
Todo esto apunta a que la teoría que
algunos médicos han descartado acerca de la
posible conspiración para asesinar a Chávez enfermándolo
con cáncer puede ser totalmente cierta. Y es que, como denunciaba él
mismo en el 2011, parece que una epidemia cancerosa se ha extendido
entre los dirigentes sudamericanos que son molestos para con los
intereses político-económicos de EE.UU. Primero fue Fidel
Castro, luego vendrían otros como Fernando Lugo, el presidente de Paraguay
que se vio afectado por un cáncer en 2010; Dilma
Rousseff presidenta de Brasil que sufrió un cáncer en
2009; Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, que tuvo un
amago de cáncer en 2011. ¿Podemos confiar en que todo se debe a una
simple concatenación de acontecimientos derivados del azar? ¿O
existe algo mas turbio de fondo?
Como dijimos al principio de este artículo,
los medios para asesinar a los disidentes de las políticas económicas
norteamericanas y su neocolonialismo se han vuelto más sutiles y
sofisticados.
Jim Garrison, el fiscal del distrito de Nueva
Orleans que reabrió el caso del asesinato de John
F. Kennedy se preguntaba al final
del juicio contra Clay Shaw “¿Cuantos
asesinatos políticos disfrazados de ataques al corazón, suicidios,
cáncer o sobredosis nos quedan por ver?”.
Al igual que Jim Garrison aún no sabemos
cuantos crímenes políticos más en nombre de la “libertad” o la
“democracia” nos quedan por ver.
V. Ventura
El Monitor 1867
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