¿HUGO CHÁVEZ FUE INOCULADO?


¿HUGO CHÁVEZ FUE INOCULADO?

Hace apenas pocos días el tiempo nos trajo un recordatorio: ¡Ya es un año y medio que Chávez dejó de ser en materia!
Como materia suele entenderse aquello que es perceptible ante los sentidos en el aquí y el ahora. Por eso será que a menudo suele escucharse un ¡Chávez Vive! en las extendidas dimensiones de Venezuela, pues toda cosa trae de él una reminiscencia.
Sin cambiar demasiado de tema, apelamos un poco a la historia para introducirnos en lo que importa aquí explicar.
En el año 1956 el FBI inaugura su programa de contraintelgencia (COINTELPRO), en el que se decía, textualmente, que su propósito era el de: “neutralizar” a los disidentes de la política de EE.UU.
Siguiendo los postulados de Cointelpro, tanto el FBI como la CIA asesinaron, dentro de sus fronteras, a personajes como John F. Kennedy, Robert Kennedy, Malcolm X, Martin Luther King, Anna Mae Aquash y Fred Hampton.
Luego de Cointelpro vendrían otras operaciones del servicio de inteligencia estadounidense fuera de sus fronteras, para garantizarse la total hegemonía mundial y el completo sometimiento de todos países del planeta a los dictados del capitalismo mundial. Así se organizaron operaciones clandestinas en África, Europa y Sudamérica.
La Operación Cóndor en Sudamérica es una muestra de lo dicho antes, resultando asesinado el general Chileno Carlos Prats y su esposa, Joao Goulart, así como Orlando Letelier y Salvador Allende,todo ello con la ayuda de Francia y de Juan Domingo Perón sirviéndose de Panamá como centro de operaciones.
Para aquel entonces, los métodos de la CIA eran más primitivos y menos sutiles. Un oportuno asesino solitario,  un loco fanático o alguna clase de grupo terrorista eran los responsables de la “tragedia”. Más tarde, los ataques al corazón, las sobredosis o los suicidios se convirtieron en un clásico a la hora de eliminar a los enemigos del Estado.
Como hemos dicho, las técnicas se van depurando y todo se va volviendo más sofisticado. Ya no se usa la intimidación nuclear para coaccionar al gobierno de turno de un país, es suficiente con un pequeño aviso en forma de temblor terrestre producido por el HAARP; de igual manera que hoy ya no se necesita la figura del loco asesino solitario para cometer un crimen de Estado, basta con servirse de una enfermedad para ejecutar al enemigo. El método expuesto lleva años en la palestra y se llama “Bioterrorismo”; en este caso, habría que llamarlo “Bioterrorismo de Estado”.
En el año 2011, Hugo Chávez alertó sobre los extraños casos de cáncer que se estaban sucediendo entre los mandatarios de Sudamérica y que eran incómodos para los intereses industriales de EE.UU. en la zona. En aquella época sus declaraciones pasaron totalmente desapercibidas para los medios de comunicación.
El histórico 05 de marzo de 2013, minutos antes del anuncio oficial de la muerte de Chávez, el entonces vicepresidente venezolano Nicolás Maduro convocó una rueda de prensa  en la que afirmó tener pruebas suficientes para sospechar que se le hubiese inoculado al presidente algún tipo de cáncer que habría acabado por terminar con su vida. Lo que Nicolás Maduro manifestó, por definición, era que estábamos ante un caso de asesinato.
Inmediatamente varios oncólogos de todo el mundo levantaron la voz, tachando al vicepresidente Maduro cuanto menos de loco, ofreciendo declaraciones como las  del doctor Adrian Hannois de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Oncología Clínica en la que decía textualmente: “la teoría no tiene fundamento científico.  Desde el punto de vista médico, no se puede inocular el cáncer”; o la de Gino Venegas, oncólogo de la Liga Peruana de Lucha contra el Cáncer, quien dice que inocular el cáncer es “imposible” y que dicha afirmación “solo forma leyendas urbanas o teorías de conspiración”.
La verdad, es que el cáncer se puede inocular y, por ende,  provocar dicha enfermedad en seres humanos. Para respaldar esta afirmación nos remitimos a las palabras de Maurice Hilleman, uno de los más importantes microbiólogos de la historia.
En los estudios que Hilleman llevó a cabo para los laboratorios Merck, descubrió que el SV40 (virus del simio 40) es un virus de ADN que tiene el suficiente potencial como para causar el cáncer en humanos. Sobre el SV40 wikipedia dice: “estudios sugieren un vínculo con el cáncer en base a la presencia de relativamente grandes cantidades de algo parecido a fragmentos de ADN de SV-40 en algunos tejidos tumorales” http://es.wikipedia.org/wiki/Papovirus_SV-40.
Pero esto no es sólo una teoría, el doctor Maurice Hilleman  llega a admitir abiertamente que en los laboratorios Merck produjeron vacunas contaminadas con leucemia y virus del cáncer (SV40) en los 70 y 80. En una entrevista censurada por los medios, grabada  en los años 70 llega incluso a bromear diciendo “ganaríamos las olimpiadas porque los rusos estarían todos llenos de tumores”, lo que demuestra que sabían de sobra que algunas vacunas causaban cáncer en humanos y a pesar de ello las comercializaron. A la pregunta de por qué todo esto no salió en la prensa Hilleman se limita a contestar: “es un asunto científico para dentro de la comunidad científica”.
Aquel video con sus impactantes declaraciones fue recogido años mas tarde en el documental “In lies we trust: The CIA, Hollywood and Bioterrorism”. Aquí les dejamos el video para que puedan escuchar las palabras de este bacteriólogo: https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sqibu9kS_ko
Todo esto apunta a que la teoría que algunos médicos han descartado acerca de la posible conspiración para asesinar a Chávez enfermándolo con cáncer puede ser totalmente cierta. Y es que, como denunciaba él mismo en el 2011, parece que una epidemia cancerosa se ha extendido entre los dirigentes sudamericanos que son molestos para con los intereses político-económicos de EE.UU. Primero fue Fidel Castro, luego vendrían otros como Fernando Lugo, el presidente de Paraguay que se vio afectado por un cáncer  en 2010; Dilma Rousseff presidenta de Brasil que sufrió un cáncer en 2009; Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, que tuvo un amago de cáncer en 2011. ¿Podemos confiar en que todo se debe a una simple concatenación de acontecimientos derivados del azar? ¿O existe algo mas turbio de fondo?
Como dijimos al principio de este artículo, los medios para asesinar a los disidentes de las políticas económicas norteamericanas y su neocolonialismo se han vuelto más sutiles y sofisticados.
Jim Garrison, el fiscal del distrito de Nueva Orleans que reabrió el caso del asesinato de John F. Kennedy se preguntaba al final del juicio contra Clay Shaw “¿Cuantos asesinatos políticos disfrazados de ataques al corazón, suicidios, cáncer o sobredosis nos quedan por ver?”.
Al igual que Jim Garrison aún no sabemos cuantos crímenes políticos más en nombre de la “libertad” o la “democracia” nos quedan por ver.
V. Ventura
El Monitor 1867


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