El discurso contracorriente, alternativo, que quiere subvertir el modelo
para combatir la injusticia, el que cree en otro mundo mejor, necesita espacio
y tiempo para explicarse. Como la evolución (involución) de los nuevos formatos
y soportes es hacia una información reducida y urgente, una comunicación
jibarizada, este cambio no es ideológicamente neutral, favorece el pensamiento
conservador y reaccionario en detrimento del que quiere otro mundo diferente.
En 1996, un grupo de periodistas independientes fundó el sitio
www.rebelión.org, un portal de información alternativa creado para
contrarrestar la manipulación mediática generada por las grandes empresas de
comunicación. Después de más de 15 años Rebelión sigue siendo uno de los
portales de izquierda más consultados en la red con más de 4 millones de
visitas mensuales.
Pascual Serrano fue uno de los personajes que concibieron y fundaron ese
proyecto. Desde entonces, su trabajo independiente y comprometido lo ha hecho
uno de los periodistas alternativos más importantes de España y Latinoamérica.
Durante 2006 y 2007 fue asesor editorial de Telesur, actualmente colabora para
distintos medios como Le Monde Diplomatique y el diario Público, además de ser
es miembro fundador de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad, creada en México en 2004. Entre los libros que ha escrito se
encuentran: Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo, Contra la
Neutralidad, Periodismo Canalla y La comunicación jibarizada.
En entrevista para #RevistaHashtag habla sobre algunos de los temas de
estos libros, explica las características del periodismo independiente y retoma
el papel de las redes sociales en el proceso informativo.
Cómo los medios ocultan el mundo
El escritor español explica que, por su propia naturaleza, los medios de
comunicación hegemónicos no pueden ser verdaderamente plurales. En el fondo, su
propio funcionamiento supone un claro conflicto de intereses pues, en lugar de
responder a necesidades sociales, tienen como finalidad “transmitir los
principios y valores del sistema económico en el que se fundamentan y con el
que lucran los grupos económicos accionistas de esos medios. Al mismo tiempo se
silencia o se criminaliza cualquier propuesta o líder que plantea alternativas
al modelo dominante. De ahí que no puede haber pluralidad entre los medios que
pertenecen a esas empresas”.
En relación con su libro Desinformación, en el que se aportan numerosos
ejemplos de las nuevas formas de manipulación mediática, afirma:
“La censura se aplica de numerosas formas, es importante aclarar que, a
diferencia de las dictaduras, el sistema no consiste en prohibir la difusión de
determinadas noticias, ni siquiera en mentir sistemáticamente. Se trata de
métodos más refinados: decir la verdad a medias, omitir información de contexto
que permita comprender los hechos, aplicar dobles raseros o permitir con
impunidad la mentira de forma que no se pueda diferenciar de la verdad. Al
final el resultado desinformativo es tan eficaz como con la censura”.
Quien paga la orquesta elige las canciones
Sin duda, el tipo de propiedad y la forma de financiamiento de los
medios de comunicación influyen en la línea editorial de los mismos. Pascual
Serrano utiliza una metáfora interesante para dar cuenta de este suceso:
“Se suele decir que quien paga la orquesta elige las canciones. Si un
medio es propiedad de una empresa de telefonía no informará muy bien del
gobierno que nacionalice las telecomunicaciones, si es propiedad de una
editorial de libros criticará al gobernante que ponga en marcha una imprenta
estatal o no acepte su libros de texto en su programa educativo. Si los
ingresos de publicidad de una empresa de hidrocarburos son importantes en un
medio de comunicación no habrá lugar para las denuncias de los ecologistas
sobre el comportamiento de esa empresa. Si el medio tiene deudas millonarias
con determinados bancos no criticará la política laboral o de hipotecas de ese
banco, o los sueldos de sus directivos. Si la empresa propietaria del medio
tiene su sede en un paraíso fiscal no difundirá las críticas a los paraísos
fiscales. Así todo. En el libro Traficantes de información repaso la propiedad
y trayectoria de las empresas propietarias de los medios de comunicación
españoles. Es todo un tratado de latrocinio y crimen”.
La comunicación jibarizada
El colaborador del diario Público se muestra crítico ante la
fetichización de las redes y los medios digitales. Si bien es cierto que tales
herramientas abren posibilidades para contrarrestar la hegemonía de los medios
dominantes, su aparición no se traduce inmediatamente en buena información:
“Por un lado es verdad que se ha terminado el oligopolio de la
información que tenían los grandes medios, pero eso no está suponiendo ni mejor
información ni más democrática. La frivolidad, la información basura, la
sobresaturación, la falta de rigor y el rumor se ha impuesto en las redes.
Lógicamente todo ello se puede combatir, pero hay que advertir que el nuevo
panorama de internet, blogs y redes sociales no es la panacea”.
Uno de los últimos libros publicados por el periodista español tiene por
título La comunicación jibarizada. El texto hace referencia a la reciente
transformación de los formatos de comunicación, misma que tiende a reducir y
economizar las narrativas y los espacios de información. Quizá, la tesis más
controvertida del autor en ese trabajo es que semejante transformación no
favorece plenamente el desarrollo de un discurso crítico, sobre ese tema
señala:
“El mensaje del poder, el dominante, el que no quiere cambiar nada y
sólo pretende mantenernos en el mismo modelo social, económico, político y,
sobre todo, mental, no necesita gran extensión ni profundidad ni elaboración.
Basta con repetir los dogmas predominantes. En cambio, el discurso
contracorriente, alternativo, que quiere subvertir el modelo para combatir la
injusticia, el que cree en otro mundo mejor, necesita espacio y tiempo para
explicarse. Como la evolución (involución) de los nuevos formatos y soportes es
hacia una información reducida y urgente, una comunicación jibarizada, este
cambio no es ideológicamente neutral, favorece el pensamiento conservador y
reaccionario en detrimento del que quiere otro mundo diferente.
Hay que reivindicar soportes y formatos más profundos
Por un lado, los medios de comunicación que obedecen a la estructura del
capital no ofrecen información capaz de abonar a la generación de una
ciudadanía crítica; por el otro, las redes sociales e internet tampoco otorgan
una solución suficientemente satisfactoria a este problema. Entonces cabe
preguntarnos: ¿qué opciones tenemos?
Pascual Serrano aborda con cautela esta cuestión:
“Esto no se puede explicar en unas breves líneas, eso sería una
información jibarizada. Hay que reivindicar soportes y formatos más profundos y
elaborados, en lugar de tantas informaciones urgentes, breves, simultáneas,
abrumadoras y de fuentes desconocidas, proponer pocas, rigurosas, de fuentes
reconocidas, no tragarnos -ni colaborar en su difusión de forma impulsiva- todo
lo que nos llega. Yo no propongo renegar ni de los medios de comunicación, ni
de internet, ni de las redes sociales. Todo ello está para quedarse y no vamos
a renunciar a su uso, pero debemos rectificar su deriva. Los medios deben ser
más democráticos y participativos. Menos controlados por las grandes empresas y
con más control ciudadano. Eso se está haciendo en América Latina con
legislaciones que impiden que los grandes bancos sean dueños de la prensa, con
un tercio de licencias de radio y televisión para los colectivos sociales y
medios comunitarios, con el apoyo de los medios alternativos y cooperativas.
Hay que exigirle al estado su responsabilidad en el derecho ciudadano a
informar y estar informado, igual que se los exigimos en el derecho a la
educación y la sanidad, no dejarlo en manos del mercado”.
Contra la neutralidad
Todavía es frecuente oír que en las escuelas de comunicación se habla de
un periodismo neutral, de un periodismo cuyo papel sería brindar información
objetiva sin tomar postura sobre ninguna de las partes involucradas. Todavía
más, los grandes medios de comunicación reivindican esa forma de periodismo y se
autodenominan informadores neutrales. Ese tópico es estudiado minuciosamente
por el ex asesor de Telesur en su texto Contra la neutralidad.
Al hablar sobre ese tema el entrevistado señala que “el periodismo de
las grandes empresas no es neutral, porque responde a los intereses de los
accionistas. Sin embargo, ellos siempre alardean de neutralidad, objetividad e
imparcialidad. Todo eso no existe ni puede existir, la mera selección de las
noticias ya es un acto subjetivo y parcial. Entonces, de lo que se trata es que
tal subjetividad esté a favor de principios y valores, y no del negocio y la
rentabilidad. De modo que si la OTAN bombardea a los civiles que celebran una
boda en Afganistán no digamos que hay dos versiones o dos interpretaciones. Hay
unos criminales y unas víctimas. La verdad no está en el punto medio de dos
versiones. Cuando hablamos del holocausto nazi no decimos que había unos que
decían que se cometió un genocidio y otros que decían que intentaban mejorar la
raza. ¿Por qué ahora, con muchos conflictos donde está claro quiénes son las
víctimas y quiénes los verdugos, seguimos con esa equidistancia?”
Fuentes:
Contexto Latirnoamericano|Revista Hashtag
“Esto no se
puede explicar en unas breves líneas, eso sería una información jibarizada. Hay
que reivindicar soportes y formatos más profundos y elaborados, en lugar de
tantas informaciones urgentes, breves, simultáneas, abrumadoras y de fuentes desconocidas,
proponer pocas, rigurosas, de fuentes reconocidas, no tragarnos -ni colaborar
en su difusión de forma impulsiva- todo lo que nos llega. Yo no propongo
renegar ni de los medios de comunicación, ni de internet, ni de las redes
sociales. Todo ello está para quedarse y no vamos a renunciar a su uso, pero
debemos rectificar su deriva. Los medios deben ser más democráticos y
participativos. Menos controlados por las grandes empresas y con más control
ciudadano. Eso se está haciendo en América Latina con legislaciones que impiden
que los grandes bancos sean dueños de la prensa, con un tercio de licencias de
radio y televisión para los colectivos sociales y medios comunitarios, con el
apoyo de los medios alternativos y cooperativas. Hay que exigirle al estado su
responsabilidad en el derecho ciudadano a informar y estar informado, igual que
se los exigimos en el derecho a la educación y la sanidad, no dejarlo en manos
del mercado”.
Contra la neutralidad
Todavía es frecuente oír que en las escuelas de comunicación
se habla de un periodismo neutral, de un periodismo cuyo papel sería brindar
información objetiva sin tomar postura sobre ninguna de las partes
involucradas. Todavía más, los grandes medios de comunicación reivindican esa
forma de periodismo y se autodenominan informadores neutrales. Ese tópico es
estudiado minuciosamente por el ex asesor de Telesur en su texto Contra la
neutralidad.
Al hablar sobre ese tema el entrevistado señala que
“el periodismo de las grandes empresas no es neutral, porque responde a los
intereses de los accionistas. Sin embargo, ellos siempre alardean de
neutralidad, objetividad e imparcialidad. Todo eso no existe ni puede existir,
la mera selección de las noticias ya es un acto subjetivo y parcial. Entonces,
de lo que se trata es que tal subjetividad esté a favor de principios y
valores, y no del negocio y la rentabilidad. De modo que si la OTAN bombardea a
los civiles que celebran una boda en Afganistán no digamos que hay dos
versiones o dos interpretaciones. Hay unos criminales y unas víctimas. La
verdad no está en el punto medio de dos versiones. Cuando hablamos del
holocausto nazi no decimos que había unos que decían que se cometió un
genocidio y otros que decían que intentaban mejorar la raza. ¿Por qué ahora,
con muchos conflictos donde está claro quiénes son las víctimas y quiénes los
verdugos, seguimos con esa equidistancia?”
Fuentes: Contexto Latirnoamericano|Revista Hashtag
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