Hace 117 años, el 2 de marzo de 1901, el Senado estadounidense aceptó la propuesta conocida como Enmienda Platt, que, introducida por el senador Orville Platt, planteó reconstruir la Ley de Gastos del Ejército y regular las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
La enmienda comprendió una serie de cláusulas muy desfavorables para Cuba, entre ellas, que EEUU debía recibir una serie de compensaciones por parte del Gobierno de la isla, a través de la venta o el arriendo de tierras para abastecer de carbón a los navíos yanquis, como una concesión especial otorgada al naciente imperio por “mantener la Independencia de Cuba”.
Además, EEUU se abrogó el derecho de intervenir política y militarmente
para conservar “la Independencia” de Cuba, contribuyendo a instaurar un
gobierno “adecuado” para la protección de las personas, propiedades,
libertades.
Paralelamente, EEUU, muy convenientemente, transfirió las obligaciones que contrajo en el Tratado de París, firmado con España en 1898, y decidió que las mismas debían ser asumidas por el Gobierno cubano.
Recordemos
que EEUU entró en el conflicto independentista de Cuba con el Reino de
España, a través de la Resolución Conjunta del 19 de abril de 1898, una declaración de guerra al país caribeño, pero sin reconocer los derechos de los cubanos, y que interrumpió el proceso de independencia de Cuba.
Hoy, la Patria
Grande vislumbra en la distancia la terrible historia hegemónica,
imperialista e intervencionista de EEUU en América Latina, que
se levanta en la defensa de su autodeterminación y por la multipolaridad.
Prensa Digital Mippci
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