🌍🌿 Hace unos días, la revista «Nature» publicó un interesante estudio cuyas proyecciones sugieren que, incluso, si hoy detuviésemos todas las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura de la Tierra alcanzaría los 2.3 ºC.
📍Los autores insisten en que la crisis planetaria es mucho más alarmante que lo que suponemos: el patrón del calentamiento global, en las próximas décadas, dependerá más de la pura inercia que ya trae el cambio climático, por doscientos años de contaminación por carbono, que de las emisiones actuales.
📍 La dinámica del calentamiento global se asemeja al hecho de estar en una locomotora a máxima potencia —¡me encanta la imagen de la locomotora del «desarrollo»!—. Si aplicamos los frenos a una locomotora que marcha a máxima velocidad, esta se seguirá desplazando sobre las vías, por un tiempo más. A este efecto se le denomina «inercia»; es decir: si hoy aplicáramos el freno a las emisiones de CO₂, igual habrá una inercia que ya es grave para el planeta.
📍Pero la situación es todavía más preocupante: para seguir manteniendo la lógica del «desarrollo» y el «progreso», los países del mundo no solo están consumiendo gas y petróleo. Muy poco se habla del carbón mineral, ese carbón que se usa para generar energía en muchos países del planeta (Estados Unidos, Alemania, China, Japón, Australia). Este es uno de los combustibles fósiles más contaminantes y los países «desarrollados» no han parado de incrementar su consumo a nivel planetario, en las últimas décadas. Si no se ha parado de incrementar la explotación y el consumo de estos combustibles, ¿¡cómo se pretende, entonces, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero!?
📍 Ni siquiera por sindemia se ha detenido la generación de emisiones. Este no es un mensaje para desalentar ni paralizar a nadie, pero sí es una alerta importante. En el año 2020, por la COVID-19, la humanidad, especialmente los grandes consumidores de materias primas y energía de este planeta estuvieron resguardados en casa y, aun así, solo hubo una reducción del 6 % de las emisiones en relación con 2019. El confinamiento se mantuvo los cuatro meses más críticos de la sindemia; pero, después, vinieron los números que tienden a la normalización en la exabrupta cantidad de emanaciones.
📍Un grupo de expertos ha dicho que mantener la temperatura de la Tierra por encima de 1.5° tendría consecuencias trágicas para la humanidad y para la vida toda en el planeta.
📍¡El planeta no aguanta más la lógica del «desarrollo», venga de donde venga! Es urgente hacer aparecer modelos drásticos de transformación cultural de lo que llamamos «progreso» por unas lógicas responsables en cuanto al consumo energético, alimentario, de materias primas y transporte.
📍 Hace rato, pasamos la línea roja de alto peligro y, lo más angustiante, seguimos ahondando en una lógica que solo nos va llevar a la destrucción de la vida en el planeta, en tan solo décadas. Es el carácter suicida de la cultura occidental, el carácter suicida del capitalismo, el carácter suicida de una ciencia moderna/colonial que sirve a los intereses del capital.
📍No podemos olvidar que la lógica del «desarrollo» y el «progreso» está fundamentada en un pensamiento científico que no tiene una materialidad posible en este planeta, ni un compromiso moral con las futuras generaciones. Una ciencia que ha contribuido a crear problemas planetarios catastróficos e irreversibles.
📍 Necesario es repensar la ciencia y hacer un retorno reflexivo de nosotros/as como investigadores. Urge crear conocimientos para construir un nuevo modelo civilizatorio a favor del bienestar de los pueblos y de la Tierra. ¡Una ciencia distinta es posible!
@GrabrielaJiménezr #IdeasParaVencer #CienciaOtra
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