Carlos Ocariz juró que llevaría “las pruebas del fraude” –machacada expresión esta- a la ONU, la OEA, Unasur y La Haya. Pero no debería ir tan lejos, pues las pruebas de su derrota están cerquita: en la Redoma de Petare, la basura a cielo abierto, los ausentes servicios públicos, el apoyo mortal que le dio Enrique Mendoza y la sonrisa alzada y los brazos caídos de Henrique Capriles. Una petareña precisó: ¡En ese hueco en el que acabas de caer, Ocariz, se esconde tu fraude!
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