http://www.celag.org/venezuela-economia-2017/
Venezuela deja atrás un año complejo en lo económico. Las enormes
dificultades, adversidades y fuertes restricciones (externa e interna)
se hicieron presentes desde el primer minuto de 2016.
En el contexto externo, el país continuó haciendo frente al
prolongado período de derrumbe -más de 50% en solo dos años- de los
precios internacionales del crudo, una herida casi mortal para una
economía que depende en 95% de la venta del hidrocarburo en su captación
de divisas.
A las pruebas nos remitimos: durante los últimos tres años,
la merma de los ingresos en divisas ha sido una constante. Entre 2014 y
2015 los ingresos por la renta petrolera pasaron de 39.716 millones de
dólares a 13.236 millones; mientras que en 2016 batieron un nuevo record
a la baja: 5.291 millones. Esta es sin lugar a dudas la peor caída de la última década.
A nivel externo, tampoco podemos olvidar la presión que han jugado
los poderes financieros internacionales contra Venezuela. ¿Cómo es que
un país que cada vez que paga sus compromisos a los acreedores, a tiempo
y según las condiciones de reembolso, le suben el riesgo país? Lo
cierto es que pese a los intentos de posicionar el relato de una
Venezuela en ‘default’, el país ha honrado con todas sus obligaciones
financieras. Concretamente, solo en este 2016 el país canceló -a tiempo-
más de 17.000 millones de dólares en forma de bonos (capital más
intereses). Otro dato, si cabe más contundente: en los últimos dos años y
medio, un período que va desde finales de 2014, todo 2015 y todo 2016,
el país ha pagado algo más de 60 mil millones de dólares en compromisos
internacionales. Venezuela paga mientras el mundo financiero afirma que
hay mucho riesgo que no pague.
Sin embargo, nada tiene que ver la
confianza de los acreedores de la deuda venezolana con aquello que
profetizan ciertas agencias de calificación. Más del 90% de los
tenedores de la deuda jamás la revendieron en ningún mercado secundario
en los últimos 4 años. Es decir: la confianza en Venezuela existe mal
que le pese a muchos.
En el contexto interno, por su parte, la guerra económica de carácter
no convencional impulsada por agentes antagónicos a la Revolución
Bolivariana se recrudeció. Los frentes políticos, económicos y
financieros hicieron uso de todo su arsenal para caotizar la ya sentida
economía del país. Larga lista de poderosos grupos promovieron
diferentes estrategias para la afectación sistemática de las cadenas de
producción y distribución de alimentos, el acaparamiento de productos
básicos, el ataque a la moneda nacional a través de mafias fronterizas,
la inducción de una inflación especulativa. En su mayoría, sectores que
sin producir un solo rubro se lucraron de la crisis en mucho más del
100%.
Nada de esto significa que la economía venezolana no tenga sus
propios desequilibrios estructurales luego de más de tres lustros de
aceleradas transformaciones. La necesidad de incrementar la producción
nacional para garantizar una oferta estable acorde a la demanda es un
asunto imperioso. La agenda productiva es verdaderamente el gran reto de
la economía del país. Se requiere generar riqueza puertas adentro para
evitar tanta dependencia externa. Y ello ha de hacerse además con
eficiencia productiva y social. El modelo venezolano no es cualquiera; y
de lo que se trata es de crecer distribuyendo para que la riqueza no se
cree a costa del empobrecimiento de las mayorías. Los 15 motores
productivos han de ser la columna vertebral de la nueva economía del
2017.
A contrapelo de la receta dominante en otros países de la región, en
Venezuela, el Presidente Maduro en su pasada rendición de cuentas (del
año 2016) dejó claro que el camino a seguir no es el neoliberal. En su
intervención, demostró que la senda no es la política económica austericida.
Ni recorte sociales ni recortes de salario nominal. El “ajuste”
bolivariano en su lugar ha estado enfocado en proteger el bolsillo de
las mayorías y así los números lo confirman. Algunas cifras:
1) En 2016 la inversión social fue de 73%, un incremento de un punto y medio respecto al gasto de 2015 (71,4%).
2) En materia salarial, hubo cinco aumentos del ingreso mínimo
mensual durante el año pasado e inicios de este año, que juntos suman un
acumulado anual del 536%.
3) En el sistema de Seguridad Social, hoy día 9 de cada 10 adultos
mayores pertenecen al sistema previsional que en 2016 contabilizó más de
3.200.000 pensionados, cerca del 89,9% de la personas en edad de
recibir este beneficio en el país.
4) En relación a otros programas sociales, 335.000 viviendas
rehabilitadas por el programa “Barrio Nuevo, Barrio Tricolor”, y 359.000
nuevos hogares construidos por la Gran Misión Vivienda Venezuela
(GMVV), para un total de 1.350.000 viviendas a cinco años de su
lanzamiento.
5) En relación a la cuestión alimentaria, nacieron los Comités
Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), una forma de organización
popular que responde a la necesidad de fraguar, desde lo local, un
nuevo sistema de producción de rubros de primera necesidad y la
distribución de los mismos entre las comunidades. Desde el momento de su
creación y hasta finales de 2016, se entregaron 351.674 toneladas de
alimentos a un 1.945.441 familias.
Para el primer trimestre de 2017 la
meta es llegar a seis millones de hogares. Además de esto, en breve, se
crearán las tiendas CLAPs que buscarán ampliar la oferta de productos
complementarios a precios justos.
Pero además de lo social, hay que destacar el gran golpe de timón en
clave tributaria y cambiaria. En lo tributario, el gobierno bolivariano
demostró que sabe navegar a contracorriente del canon neoliberal.
El
Presidente Maduro tomó la decisión de proteger a 2.400.000 familias
exonerándole de pagar el impuesto sobre la renta correspondiente con el
ejercicio pasado. Esto significa que casi el 95% de los contribuyentes
(personas físicas) no pagarán este tributo. Pero a cambio de ello,
planteó la creación de impuesto patrimonial para aquellas empresas con
patrimonio superior a 2.000 millones de bolívares (casi 3 millones de
dólares calculados a Dicom). Esto pone de manifiesto que la Revolución
Tributaria sigue en marcha en Venezuela protegiendo a los que menos
tienen y centrando toda su atención en aquellos que se han enriquecido y
mucho en estos años difíciles.
En relación a lo cambiario, se han abierto casas de cambio en
territorio venezolano en zona fronteriza. El objetivo es ganar soberanía
cambiaria frente a la arremetida permanente desde Colombia que ha
venido permitiendo “legalmente” que los intermediarios cambiarios pongan
el tipo de cambio que deseen haciendo caso omiso a lo que diga su
propio Banco Central. Este diferencial cambiario, amparado en la
resolución 8, es realmente nocivo para Venezuela pues atenta a una
relación económica de competencia leal. La nueva decisión económica de
permitir la convertibilidad entre el bolívar y el peso colombiano en las
casas de cambio venezolanas abre un nuevo pulso cambiario con mejores
condiciones y herramientas para evitar la devaluación practicada desde
Colombia contra la moneda venezolana.
Se viene un año económico 2017 seguramente bien diferente al pasado.
Los precios del petróleo comienzan con un valor de 45 dólares el barril
cuando en enero del 2016 marcaban un mínimo histórico de 20. El arco
minero ha comenzado a funcionar. Las relaciones con China siguen dando
sus frutos. La restricción externa amaina relativamente. Y a nivel
interno, las condiciones de partida son infinitamente mejores que las
del año pasado para inaugurar hacia delante una nueva época productiva.
La casa económica venezolana está mucho más organizada para afrontar el
nuevo año.
Comentarios
Publicar un comentario