ELEAZAR DÍAZ RANGEL HABLA SIN PELOS EN LA LENGUA SOBRE LO QUE ÉL LLAMA "LA GRABACIÓN DE SILVA" (LEA)
Estamos en presencia de un importante dilema de la vida política venezolana. Se trata de determinar dónde está la verdad, si la grabación, que para simplificar llamaremos "de Silva", reproduce las opiniones, informaciones y chismografia del conocido conductor del programa de TV La Hojilla expresadas ante un cuasi pasivo interlocutor cubano, o si se trata de un montaje, presumiblemente del Mossad, el poderoso servicio de inteligencia y espionaje de Israel, como reiteradamente lo ha sostenido Mario Silva. He ahí la cuestión.
Junto a tan peliaguda materia, subsisten otras. ¿Quién o quiénes tenían la grabación o copia de la misma? ¿Quién o quiénes la filtraron y cuáles serían sus verdaderos propósitos? ¿Por qué decidieron que fuera un diputado que precisamente no goza de mayor credibilidad, quien la hiciera pública?
Frente a ese dilema, el periodismo puede procesarlo de dos maneras: mediante los géneros de opinión, lo que ya es posible encontrar abundantemente en la prensa, y de paso, les recomiendo leer hoy el artículo de Luis Britto García. Mediante tales géneros se puede opinar a favor y en contra, con o sin argumentos. Las páginas de los periódicos, en Aporrea, y en menor grado, en espacios de radio y TV, están examinando el asunto, la mayoría de las veces partiendo de que se trata de una real grabación.
El problema es cómo tratarlo en el periodismo informativo, obviamente, respetando las normas éticas. Una primera línea sería investigar para tratar de determinar si es o no un montaje. Tarea ciclópea, llena de obstáculos, casi imposible de dar con la verdad, aunque las modernas tecnologías permiten elaborar un montaje de esa naturaleza, arriesgan demasiado al extenderla a 50 minutos. Los obstáculos crecen, en primer término, porque varios de los 10 personajes vinculados han ofrecido declaraciones categóricas negando tales contenidos, comenzando por el presidente Maduro, quien las calificó de "chismes, intrigas y estupideces", y el presidente de la AN, Diosdado Cabello, quien afirmó que se trataba de un show, "esta es su fiesta a ver qué levantan de allí". Los medios carecen de mecanismos que permitan demostrar si fue o no un montaje, y el propio Silva no ofreció elementos convincentes cuando el lunes leyó su declaración reafirmando que era un montaje. Ojalá que mañana, cuando debe reanudar su programa, pueda ser más convincente.
El asunto está ahora en manos de la Fiscalía, que ha demostrado capacidad técnica y profesional para aclarar otros misterios. Esperaremos sus resultados cuando resulte "negada o concedida cualquiera de las dos, queda (rá) demostrado lo que se intenta probar". Si el MP probara que hubo montaje, seguramente sin determinar la autoría, nos dirá si es delito su divulgación. Si, por el contrario, quedara probado que tales grabaciones corresponden a decires de Mario Silva, ¿cómo demostrar que sea cierto cuanto allí está dicho, si tales han sido los desmentidos habidos y los que están por venir?
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